Sunday, November 26, 2006

Buffet libre

El gordo que está comiendo con la boca abierta a menos de un metro de mi oído es Gerd. Le faltan un par de muelas y le cuesta demasiado tragar, si yo no estuviera aquí es posible que muriera en un par de años de un ataque al corazón, en la celebración del último pueblo arrasado o encima de la última prisionera con caderas anchas y pechos grandes. Caderas anchas y pechos grandes. No es un disfraz fácil si te has pasado casi diez años preparando tu cuerpo para que sea todo lo contrario.
Eres un pastelito muy apetecible. – dice, mientras mastica algo que parece un pastel de crema.
Sonrío y un segundo después el resto de la mesa se comporta como si hubiera escuchado el chiste de su vida. Un segundo eterno, en el analizo las vías de escape, las posibilidades de salir entera si acabo con todos mis acompañantes.
Es todo para ti, Meine Liebe.
Me aprieta el culo con sus manos y me acerca un poco más a sus asquerosos dientes. Por un momento me dan igual las vías de escape. Me conformo con pensar en como estará dentro de una hora. En llegar al hotel y pasar diez minutos en la misma habitación. En cuantos de sus colegas recibirán una parte del cuerpo de su adorado General.

Pasa casi una hora de platos, copas, risas y tonterías de machos con pistolas, hasta que decide que es el momento de disfrutar de otro tipo de placeres. Se levanta de la silla y me agarra del brazo.
Necesito mear – susurra. Intento coger mi bolso pero el cabrón me ha pillado tan desprevenida que mi mano no llega ni a rozarlo. Una principiante a mi lado es la puta Matahari.

Ahora sácala y abre la boca – me retuerce la muñeca y me tira al suelo. Sonrío. No hay marcha atrás. Le bajo los pantalones, el calzón.
Es tan pequeña que casi tengo sitio donde pegar el primer golpe. El puñetazo es seco, no tiene aliento para gritar. Casi no puede ni respirar. La palma de mi mano rompe su nariz. Mi pie derecho disloca su rodilla izquierda. En un minuto todo ha terminado.


No hay ventanas, la única salida es la puerta por la que entramos. Puedo cambiar mi aspecto físico, pero el vestido sería el mismo y ni siquiera me planteo salir con el traje de Gerd. Decido esperar a que a algún otro alemán sienta la llamada de su vejiga. A poder ser que mida 1,65 y que no pese más de sesenta kilos.










Solo falta que suene la música y salga el logo de "Alias". Señor JJ Abrams, sabe que me necesita.
For fans only.

1 Comments:

Blogger Unknown said...

Qué grande eres, reverendo.

3:00 PM  

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